CLAUDIA AINCHIL



CLAUDIA AINCHIL
(Ciudad Autónoma de Buenos Aires-Argentina)


HAY QUE SACAR LA POESIA A LA CALLE

Las elegías caen
se levantan
auxilio en una aturdida
intimidad que intimida
los poetas reman
remo a veces
brazadas de sigilos que vienen
de adentro
pareciera ser una lucha contra la corriente
pero no lo es
al amanecer digo
hay que sacar la poesía a la calle
si me cruzo con alguien
o en algún escondrijo cara a cara
repito, sin importarme
que piensen “no se resigna”
hay que sacar la poesía a la calle
así el molusco no encarcela con tentáculos
y pretextos
no es forastera la liberación del aire
son palabras
truenos
fulgor
ese azar suelto
que nos abre
y sueña


MIRADA

Inmediatas pequeñeces
magnéticas nimiedades seduciendo
una cornea
la pared hueca que oscila
tambaleo
no poder detener la inacabable desmesura.
Como en un circo de espectadores
ávidos de sangre licuada
detectives perdiéndose a medianoche
para no encontrar un algo que nos convierta
la inteligente orilla
lo real del resplandor
desierto doble visión.
Una cornea se imposibilito a si misma
apretó lluvias y desmanes
diría que fue solo un vestigio
telenovela de tardes sin otros.
Y en los peldaños, alejada, la cornea que no fue deslumbrada
observando teórica fría
acostumbrada a la disección feroz
realismo carente de explosión ni ahora.
Un sitio en venta, unos ojos nuevos irregulares
empezar otra vez a sorbos…como siempre…
alas que no tienen nombre y apellido
vapor sin oscuridad
risas contaminando
luz
mucha luz
de pronto luciérnagas
cuando el mundo simula ser una caja de pandora
que ha olvidado las miradas


PROFUNDIDAD DE AULLIDO

Poema
entre mis dedos un poema
escrito o casi sin escribir
ese aullido
caen los techos adiestrados
uno a uno
sin piedad
se tambalea el rito de la vida
como una visión que desploma
el bolsillo y termina en adoquines
cíclopes de agujeros negros
dinamitan rostros
es lágrima agotada
de ser lagrima…
Muchas quedan incrustadas
en la araña tenaz que las consume
hasta absorber su respiración…
Otras se convierten en alertas
mudan su embarcadero
a tiempo
y destejen esa urdimbre.
Mujer viento, resiste
enseña tus dientes
aunque todo parezca noche
el sol no parpadea lluvia
matas de jazmines silvestres
en una ofensiva de puntos cardinales
al verte sonreír
libre.


NADA

Un exuberante atardecer
ingresa
se acerca
los anteojos cohíben
como será el mundo sin ellos
auténtico
o falso?
a rayas como esos piyamas
hechos un ovillo en la cama
tarareo, el sol en su tercera edición
es algo tibio
no hay traducción de el
aunque impostores se ufanen
y el manicomio no está en los manicomios
cuando en la calle un niño pide comida
con urgentes ojos de comarcas sin abrigo
se desinflan los astros
nada queda


AGUA

Inquietud de espesores corriendo
sobre cada poro
lumbre que acaricia
humedad salpicando
emboscándonos
cuerda invisible
un riachuelo cualquiera avanzando
millones de bocas abiertas tras el abrupto arlequín
de una sed vagabunda
líquido incoloro, cuántos luchan por tenerte
entre sus posesiones
agua, qué árido es el amor
cuando las caricias se evaporan
qué tristeza hay en las miradas contaminadas.
En el cuenco es su propio realismo
sin embargo, cuando una hendidura
raja el umbral de la conciencia
va perdiendo esa esencia contenida
a través de los siglos.

2 comentarios:

  1. Querida Claudia tu poesía me remonta al encuentro de luz y lucidez que de un solo golpe nos situa..."Otras se convierten en alertas
    mudan su embarcadero
    a tiempo
    y destejen esa urdimbre"....Gracias por tu palabra luminosa. Un abrazo.

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  2. Hermoso amiga, tu poesía nos hace vibrar con la calle, con la lluvia.. "con las caricias que se evaporan"... Coincido con Wilma, mucha luz y certeza en tus palabras!

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