TANIA ALEGRIA



TANIA ALEGRIA
(Portugal)


CREDO DE MUJER

Puedo soportar todo. Nada es insoportable:
lo que me dilacera, lo que me hace pedazos,
el tajo de la daga, la cal de los abrazos,
el beso envenenado, el golpe insoslayable.

Soy hecha de coraje con casco reciclable.
La carne abierta en trizas, destrozada a zarpazos,
me recojo del suelo y apaño mis retazos,
esos trozos de mí. Y nada es insalvable.

Es todo lo que tengo: la garra que rebrota,
que me hace restaurar las ruinas del flagelo
y continuar entera y estar en paz conmigo.

La clave es el silencio que al espanto agarrota.
No me concedo el grito. No me permito el duelo.
Puedo soportar todo. Resisto. Y sumo y sigo.


FUE ASÍ

Fue así: una especie de desorden
en el flujo del tiempo.

Insólito y absurdo.
Un águila con vértigo de alturas.
Un pez con miedo mórbido del agua.
El personaje cuyo nombre huérfano
no se encuadra en la propia biografía.

Y sin embargo
hubo algo de bello y sorpresivo
como una iglesia gótica en la playa,
la nieve en la planicie de Castilla,
el vuelo de los cisnes sobre un lago.
O entonces Times Square cuando anochece.

A veces fue pletórico
como un viñedo en tiempo de vendimia,
el olor de la tierra cuando llueve.
O más bien el Concierto de Aranjuez
en jazz, por Miles Davis.

Fue así. Y de pronto no fue nada.
Fue como si jamás hubiera sido.


EN PRIMERA PERSONA DEL SINGULAR

Nunca quise ser pájaro.
No sé por qué insisto en mantener las alas.

Por decirlo sin sombra de retórica,
me acomodo de bruces en algo que amenaza
ser una reflexión de orden sensorial:

Acabo de instalar en el teléfono
un poema sinfónico de Liszt, 
donde se infiere un ego dimitido
de mi generación Kerouak-Ginsberg.

Hay otros síntomas:
Me pienso samurái en un bosque de espejos.
Navego el tragaluz en un barco sin quillas.
Sólo me falta para ser otra persona
que me compre una casa en la Toscana.

Nada de eso estaba en lo previsto
cuando dejé mis márgenes
llevándome un olvido de la mano,
paraguas –por si llueve–
y mis pañuelos de decir adiós.

Llegué despaginada al otro lado
de mis cincuenta y siete travesías.
Mejor asumo que desvié la brújula
y me dejé caer en el sistema.

Deberían vender en algún sitio
un manual de existencia que enseñe una mujer 
a no desescribir su propia historia.

(Lo que hay de impudicia en los poemas
es que una habla siempre de sí misma).


ERA ADIÓS Y NO ERA

Ya sé que no habrá risas,
ni ternura, ni azul, ni confidencias,
ni claves enhebradas
que sólo el otro sepa traducir.

No hilaremos con manos conniventes
la artera telaraña de la complicidad.

Todo serán umbrales subjuntivos.
Como si casi. Como por si acaso.
El bies de un todavía.

Tal vez hables de mí en algún texto
con velado desdén, mal disfrazado enojo,
culpándome por nunca comprender
lo que hay de lenitivo en la crudeza
con que dices los cauces del dolor,
y ser tan distraída de las cosas
que no me escudo más que en los abrazos,
de tal manera inepta
para reconocer al enemigo.

Y de mí no sabrás que hay otras guerras
sin fusiles, ni muertos, ni batallas,
en que me empeño inerme y a destajo,
porque igual hay trincheras
en el prosaico mundo de los vivos.
Y es que a veces se lucha
tan sólo por el sol de cada día
y en pugnas entre el pie y los trayectos
se va resquebrajando la bravura
si son muchos los soles
y se los ha vivido casi todos.

Ya sé que no habrá llanto
de misturadas lágrimas y miel
ni la mano tendida, ni el hombro al que arrimarse,
o el pecho como un muelle en donde anclar.

No habrá pan ni rescate.

No habrá más que un umbral, por si las ganas,
mientras las ganas duren
la eternidad que tengan que durar.


CENDAL

De una tumba a un destiempo
trenzamos un cendal de paradojas.

No existe en el diseño de mis mapas
un territorio abierto a las colmenas:
si fueses miel yo no sería boca.

Si fueses fuente no sería sed.

Por otro lado
(hay siempre el otro lado de la hipótesis)
no existe en el rondel de tus esferas
vía para mi elíptico trayecto.

Si fuese cumbre no serías cóndor.
Si fuese fiera no serías caza.

Sin embargo
(hay siempre un sin embargo al quemar naves)
al pensarte veneno, sal, resina,
qué lástima me da que no haya sido.

2 comentarios:

  1. Tania querida, alegría , Alegría , respeto y emoción y admiración hacia tu persona.

    Me enorgullece compartir este sitio amado contigo y te digo POETA : Te aplaudo de pie. bellísimos poemas mi querida. Un abrazo fuerte , fuerte.
    amelia

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  2. Sabiduría poética, que le dicen...
    (Lo que hay de impudicia en los poemas
    es que una habla siempre de sí misma).

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