(Honduras)
EL LIBRO
DE LOS NO
OLVIDOS
1
No olvido
no puedo olvidar
sin tregua me persigue este recuerdo:
Como llevado por los deseos de los pasajeros de
volver al hogar,
veloz, casi de noche,
el autobús entraba a la ciudad
por la calle asfaltada rodeada
de barrio marginal.
En él, volvía yo cansada, contenta del trabajo
en el pueblo,
y miraba a través de la ventana
el barrio aglomerado, sin luz eléctrica,
que escalaba los cerros desde ambos lados de la
calle.
En cada casuchita danzaban pequeñitas hogueras,
estrellas jubilosas entre la oscuridad,
casi se oía el oloroso chisporroteo del fogón,
la alegría de aquellos niños sucios y descalzos
por la tortilla que se inventaba
en manos
de la madre
y tal vez por un poco de frijoles, que sé yo,
quizá hasta el alborozo
de un poquito de huevo revuelto con arroz.
Reían los pequeños fogones escapándose
por entre las rendijas
pequeñísimos soles sobrevivientes al sol
agonizado
que no dejaban olvidar
la esperanza,
y bailaba mi alma la danza del hogar,
de cada hogar humeante a pesar de tanto
sufrimiento
y entonces
enfrente de una de aquellas casuchitas
un hombre pensativo y delgado, mirando hacia el
vacío
para no ver los cinco pequeños silenciosos
que ansiosos esperaban, esperaban,
esperaban...
el fogón muerto, muerta la estrella, muerta la
esperanza.
La noche inmensa devoró cada chispita de las
rendijas luminosas.
Aquella inmensa oscuridad me draga
el alma
aquel dolor
no me abandona el pecho.
2
Está grabada a fuego en mi retina
y miles de alfileres codifican
su imagen en mi pecho.
Para no verla, muchas veces esquivo mi propia
compañía
o escondo entre telones revueltos por el tiempo
todo el dolor
de aquella niña pequeñita
que clavada en el suelo
mira cómo su padre
golpea
y golpea
a su mamá
y mami
grita
"¡ayúdenme!, ¡ayúdenme!"
y nadie
viene
porque están en su casa
y nadie
quiere
porque es asunto de parejas
y nadie
puede
porque la niña es muy pequeña y débil
y su padre terrible y fuerte y le da profundo
pavor
y en vez de gritarle
que pare
que ya no
que se detenga
y en vez de abalanzarse sobre el monstruo
que golpea
y
golpea
a su mamá,
sigue clavada al piso,
inerte, muda
impotente
sangrante.
3
Ves
nuevamente recaigo
en esta enfermedad que me atalaya el paso
hasta en estos poemas que no son para palabras tiernas
ni metáforas dulces
¿me harías el favor de salirte de esto?
Necio y más necio, sin poder olvidarte,
seguís entremetiéndote,
y no quiero decir
bendito bueno claro delicioso
y
-sobre todo-
seguro amor
que me acompaña, que me fortalece
que me apuntala
para poder decir
líneas terribles
versos
dolorosos.
4
Mazorca en mal invierno
mi abuela adolescente
fue seducida por el señor mayor que fue mi
abuelo
quien era telegrafista itinerante
en esos tiempos en que el telégrafo -si es que
había en el pueblo-
apartando las mulas y los pies,
era el único medio de comunicación.
O sea que mi abuelo era un “Don Importante”,
funcionario de Estado,
sueldo seguro, soltero apetecido,
quien además luchaba contra el problema ingente
de la baja densidad poblacional de entonces
y en cada pueblo donde trabajaba
abandonaba
por lo menos
una muchacha embarazada.
(Esta era un práctica común
de allí que mi apellido -cuando reconocía su
simiente-
sea tan abundante en estas tierras.)
No es la primera ni la última mujer en ser
abandonada
ni la primera y última que ha crecido a sus
hijos ella sola
arrancando jirones de sus manos
en la infinita lista de mujeres heroicas y anónimas
en esta amarga historia repetida por siglos;
pero como esta mujer abandonada
a crueles atavismos y pasados injustos
resulta ser mi abuela
sé bien que trabajó de cocinera costurera
tamalera tortillera lavandera
partera yerbera pantalonera a diez centavos cada
uno,
sin permitirse el más pequeño gusto
para tener casi siempre seguro
el pan de cada día de sus hijos.
Y ella
campesina mestiza de un pueblito de minas
agotadas
- su padre murió joven de "tisis de minero"-
paró viviendo en la zona más importante de ese
tiempo,
que
atraía braceros de todos los rincones del país
por las famosas compañías fruteras que creaban
una especie de desarrollo alucinógeno
con los jornales de sus obreros mal pagados
pero mejor pagados
que los peones de los extensos feudos tierra
adentro,
porque era un lugar con mayor población, mejor
para su oficio
de yerbera partera cocinera costurera tamalera
tortillera lavandera
pantalonera a diez centavos cada uno.
Ya para entonces sólo tenía a mi papá
pues su niñita se le murió de fiebres
porque,
pobre y sin ayuda de nadie,
tenía que dejar encerrados a los dos pequeñitos
en el cuarto alquilado
mientras andaba en la rebusca
y al regresar, los encontró
empapados
del agua que por fuerza debía recoger en un
balde
y la niñita no se murió de fiebres
sino de no tener dinero para comprarle
medicinas.
Para ayudarse se acompañó de un hombre al cual
nunca le tuvo hijos
- ya conocía trucos para evitar los embarazos
cuando era inevitable el sexo que nunca disfrutó
-
y allá vivió por muchos años, en uno de esos
barrios a orillas de ciudad
y que ahora está cerca del centro,
y así
tuvo la suerte mi papá de graduarse
porque ella
que apenas leía y escribía
tuvo la lucidez de mandarlo como fuera a la
escuela
y al colegio estatal
y no lo abandonó al potencial peligro del barrio
en que vivían,
con dureza.
Después
vuelta tras vuelta de la vida,
resulta con nosotros,
sin útero, sin hombre, sin saber jamás del
placer de la noche amorosa;
y ella que había criado un sólo hijo
cuidaba con ternura seis nietas y dos nietos
mientras mi madre trabajaba y estudiaba
y mi padre trabajaba y mujereaba
y dejaba
hijos abandonados
haciéndole el honor al apellido.
Eran tiempos benignos
mi padre tenía un buen negocio
le consiguió una casa muy cerca de la nuestra,
donde podíamos llegar a deshoras a gozar su
ternura.
Yo era muy pequeña por entonces
no supe
(sospecho que no quiero saber)
los detalles
pero el buen negocio se vino abajo,
y él, para ayudarse, vendió la casa de la
abuela;
mami al fin se decidió
a no aguantar más infidelidades
y el infierno de recriminaciones y peleas
violentas;
y se largó mi padre y se llevó
a mi abuela.
Vivieron juntos por un tiempo;
después, mi abuela sola, alquilando casonas para
cuidar personas
con o sin alimentos,
con o sin aseo de la ropa.
Puedo imaginarme su soledad interior
sin hijos, sin nietos, sin esposo
por eso se aquerenciaba con sus huéspedes
y muchos de ellos
se aprovechaban de su buen corazón
y a veces ni
pagaban.
Me imagino
que aquel tumor de soledad
y la conciencia nueva de ver irse la vida
sin vivirla
me le amargó la savia
la poca felicidad que podía exprimir,
y empezó a renegar y acribillar
con las mismas historias sobre la ingratitud
y de su autosacrificio,
pero siguió luchando, reuniendo
centavo
tras
centavo
en su puño cerrado,
sin darse un sólo gusto
para tener casi siempre seguro
el pan de
cada uno de sus días.
Mi padre le restañó la deuda:
le dio una casa donde siguió alquilando
habitaciones
hasta que casi se nos muere
por descuido y vejez
y, hechas las paces ya,
fue a parar con mi madre,
hasta que se curó;
mi hermana logró arrancarla de su casa prestada
y traerla de nuevo a vivir muy cerca de nosotros
para poder cuidarla;
se quedaron los que se aprovechaban de su
necesidad
de compañía:
el sobrino y el hermano menor, alcohólicos perdidos,
y varias
veces, otros eternos huéspedes
que no pagaban hospedaje y comida.
No es que sea una santa
tiene un carácter y un enorme tumor de soledad
que le arden las entrañas.
No puede distinguir sus achaques reales de los
imaginarios
le duelen todos los huesos del cuerpo y del
espíritu
se enoja de repente
y reniega y reniega,
y es difícil tratar
con el enorme
tumor de soledad
y la amargura
de enfrentarse
a morir
antes de conseguir
haber vivido.
Por esto
jamás voy a olvidar a esta mujer que me ha
signado sin querer
pues aprendí en su contraejemplo -de la mejor
manera-
a no ser
como ella
a no vivir la vida
como ella
a no ser madre ni padre
como ella
a no esperar lo que ella esperaba de la vida
a no ser en la lista la primera persona
autosacrificable
autousable
autoremovible
y relegable
como ella.
Que me enseñó a vivir mi propia vida
mientras ayudo a mis hijos y a quien pueda
para vivir mejor
sin esperar que permanezcan o que vuelvan un día
a agradecerme
Por quien supe muy bien que una mamá
para emplumar mejor la dicha de sus hijos
tiene que ser
primero
una persona
de ser posible realizada y feliz.
y no una víctima de la pobreza y de una sociedad
que alaba a la mujer
acuchillándola
al asignarle como su único derecho
la autoinmolación.
Por eso esta mujer, estas mujeres,
de crueles
atavismos y pasados injustos
en la infinita lista de mujeres heroicas y anónimas
se deben
recordar
para que no olvidemos continuar
esta lucha
contra
esta amarga historia
repetida
por
siglos.
5
También tengo un poema-Manifiesto que no debo
olvidar
poema de hoja suelta, de volante de mitin (ni modo,
queda mejor el anglicismo);
al pobre lo he censurado por panfleto
pero llegó su turno en esta enumeración de los
No Olvidos
porque, ¡cómo es de imprescindible una
poesía-Manifiesto!
clarita como el mediodía de verano en estas
tierras
de personas fuertes y decididas
(porque este no es lugar de timoratos,
mantenidos o flojos,
sean pobres o ricos)
descarnada como los huesos de los asesinados
(cárcel a los culpables, siguen gritando las
paredes)
firme y directa para que cale bien
(¿no es también corrupción, queridos compañeros,
dejar de trabajar
como es debido
y siempre cobrar el sueldo del Estado?).
Un utilísimo poema que no cree en milagros
pero sí en la libertad de pensamiento bien
informado y crítico
(la escuela, la radio y la T.V. destruyen las
personas,
las culturas, hacen máquinas simples y
obedientes;/
"me acuso de simpatía inexorable por todo
el que se atreve
a ir contracorriente")
en una DEMOcracia para la mayoría, en el
antifascismo
("¿cuánto darás por este curul de diputado
muy bien pagado,
sin trabajar y con muy buenas relaciones?";
"callate o te irá mal, quedás sabido")
en la urgencia de preservar los recursos del
planeta
para los nietos de nuestros nietos, para la Vida
misma
(al año destruidas miles de hectáreas de los
bosques del mundo,
nos envenena la contaminación
y seguimos con un modo de vida que provoca la
muerte
a plazo fijo)
Una poesía que reclama Justicia
(los partidos políticos reparten los puestos de
las Cortes
a sus súbditos;
pobre del juez que levante la mano contra el
poder político
y económico corrupto;/
José lleva diez años preso y sin juicio por
robarse una pata;
un alto funcionario y sus secuaces
desaparecieron millones
del Estado;
ahí andan muy felices y contentos)
y exige la Igualdad de todas las personas
(siguen viendo de menos al más prieto y siguen
muchos negros e indios mirándose
de menos;
no da lo mismo si sos más rico o pobre, más alto
o más dentón,
verde o cenizo, hombre o mujer)
Un poema panfleto e idealista, pasadito de moda
(en este tiempo neoliberal
que quiere oportunidades iguales para todos
(quería estudiar fuera, pero eran becas para los
cuello largo;
María se habría titulado, el novio la preñó y se
olvidó
de ambos;
un invidente se graduó con honores; otro
mendiga en las esquinas;
Juanito estuvo siempre en una escuela cara,
cuando se fue a estudiar a los Estados,
se enredó en narcotráfico;
Carlitos tiene hambre, lo abandonaron a su
suerte,
a cambio de comida alguien lo abusa).
Horrorosa poesía, que no quiere saber cómo
evadir
los horrorosos hechos
(genocidios raciales, económicos, políticos,
incluso religiosos;
manda quien tiene las armas y el dinero).
Poemita feísimo
(poco le valen las modas literarias, preceptivas
sociales,
intereses
individuales o de argolla)
supuestamente en verso y hasta el ritmo se escapa
porque se escapa, inmunda y delincuente,
la realidad
y babea por estos versos-Manifiesto
como poesía
como sacrificio
como Exigencia
para limpiarle el rostro
al Ser Humano.
Waldina , preciosa y querida: No me alcanzan las palabras. No al olvido , aunque duela .hermana.
ResponderEliminarCon tu poema haría un pasacalles y lo colocaría en todas las calles el mundo.
Abrazo . amelia
Mil gracias Amelia y Wilma y Pilar. Un halago que les parezca buena mi poesía. Ojalá sirva de algo, para eso, es necesario que sea leída a y por la gente común y corriente, y por eso escribo lo más sencillo posible... Pero, ¿cómo llegar a ella?, ¿no sienten a veces que aramos en el mar? Más ahora que el mar es el basto y vasto ruido entretenido de los medios de comunicación masiva y ahora del internet, la autopista de la futilidad ociosa para demasiada gente, principalmente,la joven.
EliminarPor eso agradezco mucho a Pilar que haya llevado "Dolamas" para leerla a "sus" viejitos. Pilar, ¿cómo le fue al poema con ella/os?
Waldina Hermana ... qué puedo decir ante la hondura de una poesía con tanto vuelo, si no, que se las emplume como dice Amelia y vuele, vuele por el mundo.
ResponderEliminarRecuerdo cruzar contigo el puente en Say Say al atardecer y me emociona el recuerdo del bordado de tu blusa estallando pequeñas flores de seda y tu sonrisa en ese entonces casi intacta....te quiero doblemente.
Un abrazo gigante.