(Chile)
NO HAY
CIFRA
Para Alfonso Alcalde
Sigilosos emisarios
Advertencias fronterizas,
Arcanos nefastos cruzaron nuestras frentes.
La tristeza de Mayo,
Es racimo de escorpiones.
Cada noche portando peces de oro
Desde Tomé a Coliumo,
Oigo la sombra de sus pasos.
No hay sima que contenga la cifra de esta pena,
Ni océano que cobije la joya de sus huesos.
Dame tiempo
Yo bajaré y entonces, al fin, habrá Sacristía
Para ésta
deriva de dos manos y laúdes.
EL DON ÚLTIMO
Todo lo he olvidado;
Salvo aquella boca
Que me encontró tendida paciendo sueños
En la trastienda de un herbolario sacro,
Húmedo de otoños medicinales.
Todo lo dejé de lado;
Salvo esta horquilla de bengalas
Que sujeta pájaros a mi nuca,
Y prodigios altamente inconfesables
En la trenza de mis sueños mástiles.
Todo lo he olvidado pero a veces,
A mansalva, sin advertencias previas
Surgen cábalas incendiarias,
Ciertos perfumes de dicha venenosa.
LA PIEDRA DE LA LOCURA
La piedra de la locura
Golpeó su rebote en mi cabeza.
¡Te encontraré!
Sí, te hallaré en el filo de la navaja,
En la Babel de mis sueños,
En la cicatriz de mis pulmones;
Iré por ti, con mis mapas radiológicos,
Iré bajo mi piel hasta los huesos,
Hurgaré médulas, viajaré aliento,
Te acosaré en círculos
Hasta que seas tú quien me persiga.
¡Te encontraré!
Porque ya no hay sitio en la cordura,
Ni un solo resquicio lúcido
En el cual no haya entrado con mi lámpara.
EN LO PROFUNDO
Más allá
De las tiendas ultramarinas,
De los establecimientos portuarios,
Del mercado, de las santerías,
Aún, más allá,
De la colina de las penitencias,
De los muros impuestos,
Del coto de la cetrería,
De los picapedreros de malaquita.
Lejos, aún más allá,
Del abandono de las bocaminas,
De los azules espejismos
Que empapan al desierto,
De la fragua de los Alisios,
De los bordes de la última
Estrella escrita.
Muy lejos,
Todavía más allá
Persistirá ese oscuro afán:
Devorar el fruto de tus ojos forasteros.
L A F U G A
D E L O S D O N E S
Cuando los flujos de oro filtran sus meandros
En las sábanas de los asilos.
Cuando comisuras abajo,
Cual huella de caracoles, cuelgan hilos de saliva
Y despavoridos huyen del rostro los ojos.
Entonces, sólo entonces,
Escapa el paisaje de los vidrios.
El olvido es casa de muñecas roída por termitas,
Un palomar desplomándose silencioso sobre la nieve.
La fuga de los dones es un fabuloso estampido.
Wilma , queridisíma Wilma , me ganaste . Anoche te iba a dejar comentario , como dije ando saltando de rama en rama y me dije me voy a posar en esta rama profunda , fuerte , contundente, que es tu poesía ...y es verdad hermana no existen palabras en el mundo para expresar estos sentires solo desearte que en tu nuca se sigan posando pájaros.
ResponderEliminarUn abrazo mi querida y admirada Wilma.
Querida Wilma:
ResponderEliminarNo te conozco pero en esta tu poesía no existe "fuga de dones", existe por el contrario una multitud de ríos de potencia, de versos construidos con la riqueza de un lenguaje sereno pero profundamente poético. Un abrazo,