LINA ZERÓN
(México)
Vivo en un país tan grande que todo
queda lejos
la
educación,
la
comida,
la
salud,
la
vivienda.
Tan extenso es mi país
que la justicia no alcanza para todos.
ODA MAYOR
A
mis amigos en el exilio
Patria
mía,
quién
pudiera volver a beberte
en
la copa de una mirada,
a
sentir tu paisaje
adentrándose
en el alma.
A
mirar de nuevo tus hombres,
tus
niños,
tus
mujeres,
creando
de nuevo la esperanza;
entre
las ruinas del odio caminando
extendiendo
otra vez
la
mano amiga y compañera.
Y
entre
todas las manos,
la
mano del ausente,
la
mano del que se fue por el río
de
los que cayeron esos días,
antes
del alba, en las sombras,
cercenados
de fuego
de
tortura y espanto.
Quién
pudiera volver a verte
con
estos ojos de niebla
cuando
me atropella el llanto.
CORTESANA
Soy
la mujer que duerme en la jaula con los leones
al ponerse el sol.
Carne
cruda como de sus pestilentes fauces,
lamo sus recovecos denigrantes
y
sin importarles, prueban cada mes mi sangre.
Me
he dejado ultrajar por conveniencia,
soy mansa por una retribución,
abro
mis posiciones
para
conseguir prodigios mayores,
mejores pagas.
Todas
las noches meto al sol en mi cama
y caliento deshilachados cuerpos.
A
veces suplico ternura desde el fondo de mi alma,
desde el encierro de mi jaula
desde el encierro de mi jaula
repleta
de vacíos inconmensurables,
pero ellos no escuchan.
El
mundo me desprecia,
yo lo ignoro.
Vivo
para alimentar a las bestias
con mi carne,
soy
libre de volar si quisiera,
de escapar,
mas
no tengo a donde ir…
Pertenezco a esta jaula.
¡Oh!,
María iluminada.
Madre del Hijo del cielo
que lavó nuestras culpas con su sangre
que
también es la tuya…
ruega por las ignoradas de la tierra.
Si la hechura femenina,
herencia de Eva, produce trigo
donde
sólo hay hierba,
y convierte manzanas en veneno.
Si Dios te concedió la vida y el
milagro
de
parir,
si estás hecha a su imagen y semejanza,
¿por qué nos marcas con la absurda
ocurrencia
de hacernos esclavas?
María,
Madre del cielo y de todas las hembras,
manifiesta tu poder en la Tierra:
convierte en rosas las heridas de Tu
Hijo,
no dejes que la cruz que lo sostiene
se transforme en puñal para salvarnos.
Líbranos de la discriminación de
nosotras mismas.
ORACIÓN
Padre
Nuestro que estás en los Cielos
voltea los ojos hacia tus pies
y
mira qué está pasando con nosotros
en
la Tierra.
No
queremos poner más las rodillas en el suelo
ni recitar a coro porque nos llegue
tu reino.
Lo
necesitamos ahora en el corazón del hombre
para no destruirnos los unos a los
otros.
Ya
no sabemos si ésta es tu voluntad
la que quieres que se haga
en
la tierra como en el cielo.
¿Los
ángeles exterminan a sus semejantes?
¿Somos
reflejo de la parte superior del infierno?
Necesitamos
más que un pedazo de pan sobre la mesa…
debemos
aprender a perdonarnos los unos a los otros
la
ofensa de haber nacido distintos
en posición social, raza y credo.
A LI–YU
En
esta ciudad cada minuto muere una canción de cuna
de una hija que no nacerá
por el pecado de ser
hembra.
La
extraerán mil cuchillos del útero de su madre
y
por estirpe podría ser emperador si hombre fuera
pero
es luna, es loba, es mujer.
Mi
congoja se suma a al llanto de la noche.
Y
quisiera morir de vergüenza por aquél que nos humilla,
de arder en la hoguera de la fiebre mortal de los
magnicidios,
dolerme
en las hojas pisoteadas por los varones reyes,
de
gemir en las ramas que braman con el viento.
En
esta ciudad sobre poblada todas tenemos culpa
de ser partícula
ínfima de otra hembra,
porque
no habrá bienvenida,
sólo una imaginaria
tumba.
Éstas
leyes absurdas no matan con el mismo cuchillo
a ellas y a ellos,
porque
ellas morirán antes de haber nacido
por
ser hembras.
MEDIO ORIENTE EN OTOÑO
Todos los árboles en Oriente Medio lo saben
la tierra devorará el cadáver de las hojas,
y las calles vacías rebosarán de amarillo
en este otoño que se viste de sangre.
Antes del invierno morirán los niños
y no me reconoceré más en sus ojos,
no tendrán dónde anidar los pájaros
ni los perros dónde aullar a la luna.
Mi llanto tiene el mismo origen de las hojas
los días pronto serán la pátina del silencio.
Todos lo saben en esta guerra nueva,
es algo innato en el corazón del hombre
en los cielos manchados de herrumbre
donde la mitad de oriente es color muerte
y la otra mitad es mercancía de invierno
Lina querida:
ResponderEliminarCuanto desgarro cierto en tu palabra, tanta mujer que se derrumba y vuela, tanta súplica igualitaria...me has conmovido hasta mi Eva Mitocondriana.
Un abrazo afectuoso.