ANDREA
VICTORIA ÁLVAREZ
(Venezuela)
I
Tiene
nombre propio
gira sobre sí misma
como un
perro
y se
muerde las vocales.
………. El
Hambre
II
Hay
nostalgias
que se van
solas
otras
se niegan
a crecer
como la
infancia.
NIÑOS, IRAK. ¿DÓNDE?
Recogen
sus escombros, ojos cerrados
tapiados
por si mismos.
Escorias
de huesillos partidos,
de manitos
indemnes
que a fuerza de ráfaga se esconden.
El sol es
una fiera
cuando les
cubre el cuerpo
de verde
sin semilla
de hoja
fresca y
triturada.
Recogen
sus escombros
de niños
partidos.
¡Y mirad!,
les esgrimen el cuerpo cual escudos
hasta el alma
bajo un
cielo plagado de ángeles.
NOCIÒN DE MÍ.
Cambia, la concepción del hombre en sus andanzas,
los sentimientos se transforman por sus duelos,
discurriendo entre deslices, ensalza en vuelos
escarmienta constantemente en sus usanzas.
La voluntad transmuta, irreductible garra
cuando la pena la traspasa con su dardo
y en un respiro lo convierte sólo en fardo,
es puntiaguda, hebra nociva que desgarra.
Aprende el hombre de lo extenso que es su cielo,
y que incluso es muy estrecho el suelo
que camina
y que de cierto, es su avanzar entre tropiezos.
La ineptitud esculpe acciones sobre hielo.
Bregar la vida, hallar el ímpetu, conmina
plasmar al alma su enseñanza cual un lienzo.
LOS TUYOS, LOS MÍOS, LOS
NUESTROS
“Cuando se tiene un hijo,
se tienen tantos niños
que la calle se llena”
que la calle se llena”
Andrés Eloy Blanco
Esos hijos
los tuyos, los míos, los nuestros,
pendones de nuestras entrañas,
resultado de una noche de
entrega
en un inadvertido
advenimiento.
Y los otros hijos
los abandonados a la
ignominia,
esos que sueñan con la
libertad,
atados a la invisibilidad
de una justicia equitativa.
Esos hijos
los tuyos, los míos, los nuestros,
los hijos de todos y de nadie,
los hijos de la vida, los
hijos de la calle,
los que producen congojas, los
que nos dan alegrías,
los que nos gritan verdades
sin emitir un sonido
y en cada grito hay un eco
extendido a su infinito,
diciendo que ellos existen, e
ignoramos su sentido.
Los que viven de limosnas,
los que viajan en limusinas
y esos que estudian con ahínco
para ser alguien en la vida.
Los que apresuran el vuelo
dejando el nido vacío
y el corazón se acongoja
viendo su aposento frío.
Y esos otros, que se
multiplican
extendiendo nuestra casta,
¡ay! qué alegría, es sublime
cuando de nietos nos visten.
Y aquellos, los extraviados
entre la nieve blanca,
sorbo a sorbo en un aspirar de
lágrimas
la noche se nos hace eterna
dentro de esa bruma blanca.
Esos hijos
los tuyos, los míos, los nuestros,
los hijos de todos y de nadie
esos, no son sólo nuestros,
son lágrimas y sosiegos
que a la vida concedemos.
Querida Andrea felicitaciones!!! por tu palabra que nos convoca a tomar conciencia de "los hijos nuestros" el futuro de ellos será nuestra cosecha.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querida Wilma. Gracias a ti por detenerte en mis letras. Te mando un abrazoteeee!! Andrea
EliminarQue orgullo mi querida paisana!!! Si hay algo que identifica a los Latinoamericanos es esa manera de identificarnos con el padecimiento de nuestro hermano...! Gracias por tu palabra!
ResponderEliminarGracias querida Aurymar, el orgullo es reciproco. Y tienes mucha razón, nuestra identificación va más hacia afuera, con lo que nos rodea, no podemos sustraernos ni al quehacer ni el padecimiento de el mundo que nos rodea.
ResponderEliminarTe dejo un fuertìsimo abrazo con mis deseos de conocerte pronto.
andrea
Hermana , sentidos poemas hermana . El hambre es una bestia innombrable y tu lo describes con maestría.
ResponderEliminarMe retrotraen a una isla del Paraná en donde leíamos poemas ¿Recuerdas?Un abrazo y otro para tu cara mitad.
Lo que la querida Silvia Delgado llamaría UNA POESÍA NECESARIA, Andreíta, es la tuya. Abrazos, che hermana, cómo sentí en el corazón lo de los hijos, ya todo eso me sucede y me sucedió.
ResponderEliminarQuerida Amelia Gracias por tus palabras y el rememorar esos lindos momentos en el Paraná, y claro que los recuerdo. Fue mágico, verdad?. Te dejo un abrazote cariñoso. Andrea
ResponderEliminarAmandiiiita!!!. gracias mil por robarte unos minutos y pasar por mis letras. Sabes?, ese poema de los hijos es uno de mis preferidos y de los primeros que escribí inspirada por ese gran poeta venezolano. Es, en parte, la gran realidad de casi todas las madres del mundo...y de padres también. Te dejo no uno, sino dos besos de estos dos bichos.
ResponderEliminarAndrea